Avicena
Para ir abriendo la boca
Intento imaginarme qué vino bebes. Cual te gusta.
Quizá un blanco fresco, floral y dorado; transparente como un cielo de verano.
A lo mejor es un tinto amable, afrutado, suave y alegre como,como... bueno como las cosas alegres.
O tal vez el que de verdad te gusta sea un vino oscuro, casi negro, opaco y denso, de esos que se hacen recordar para bien o para mal.
Hay tantos vinos como personas.O tantas personas como vinos, ya no se.
Cada uno tiene su gusto y sus gustos. Cada quien es muy suyo también y les gusta cualquier vino, o ninguno. Otros ,según las veces beben de uno y luego de otro cuando no de los dos o de más.
Tanto da si hay buen entendimiento.
Tanto da si hay buen entendimiento.
La gracia que tiene eso de beber, vino en este caso - de beber otras cosas hablaremos en otra ocasión- es que uno se va entonando. El cuerpo se calienta. La mirada se hace más amable. La lengua más suelta. El carácter más amigable. La risa salta floja y la amistad se convierte en tarea fácil.
Para alargar la breve alegría que a veces visita la casa del pobre no comentaré apenas - o mejor nada- la otra cara de la moneda. La del mal vino. Quien más quien menos sabe que no todo van a ser flores y música de violines y lo que pasa cuando algo sale mal. Quede cada pena para cada cual.Al final, de saber qué vino te gusta , a lo mejor tenía una o dos botellas de esas en mi casa. Tener tengo casi siempre aunque no sea del que me guste a mí o a tí. Si te acierto el gusto será por casualidad. Pero si no eres muy exigente y te dejas caer por aquí seguro que acabamos bebiendo , con las risas que eso traerá, y recordando o inventando o mezclando todo en uno.
Porque el vino, y más vino, y no se si quiero más vino, pero ponme un poco más de vino. Y tanto vino que ya no se si vino o me inventé que vino y lo que hizo y dijo y pasó cuando vino. Pero vino.
Porque él vino.
Otro día, más. Recuérdalo aunque no bebas vino.
Otra botella posadero!!!
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