DE SANTOS Y HÉROES
A un señor le cortaron la cabeza, pero como después estalló
una huelga y no
pudieron enterrarlo, este señor tuvo que seguir viviendo sin
cabeza y
arreglárselas bien o mal.
de ‘ Acefalia’ cuento de Julio Cortázar.
Así me sentía yo cuando una voz al otro lado del hilo me dejaba a mi suerte con una bolsa de planes que murieron aun antes de nacer. Es posible que
aquellos días fuesen para mí de los más angustiosos que me tocó vivir. Eso da
una idea de la simplicidad de mis aspiraciones de la época y de mi bisoñez
congénita, que queriendo volar sin siquiera saber andar derecho, me hizo meterme
en sábanas prestadas. Más tarde la vida me regalaría situaciones mucho más
serias – por lo trascendentes – y también otras de más agrado para las cuales, y
sin yo saberlo, ya me había preparado durante ese período de orfandad
simulada y amputación sentimental.
Así la perra vida
que vivimos nos va preparando para la siguiente etapa. A base de resbalones y
porrascazos se nos endurece la piel y el
alma y se nos ablanda la mollera y, lo
que ayer era una tragedia de dimensiones épicas, hoy no es más que una puerta
que se abre dando paso a infinitas libertades. Es por eso que al repetirse
situaciones ya vividas en idénticos lugares y similares calendas, al final aquella lección la di por aprendida. Tuvieron
que pasar muchos los meses para que así fuese, pero aunque tarde, también a
esto le llegó su hora.
Gané en
consecuencia unos lugares, sitios reales, reales jardines, callejuelas,
tabernas y bares, barrios ilustres y barrios ilustrados, gente y gentes, soledad y
bullicio, historias más vividas que contadas; lo que viene siendo una ciudad. Regué mi propia huerta y obtuve frutos, dulces unos, amargos otros; míos todos. Gané también una familia, reprochable como todas, para ayudarnos a crecer y
llamarnos sin tapujos ( ‘mucho miedo y muy poca vergüenza es lo que hay’, diría
mi madre ) ni escondrijos. Sin secuestros ni prohibiciones absurdas más allá de
la infancia; pues para algo se creó el libre albedrío y la libertad de cada uno
digan lo que digan los papeles de los juzgados. Gané todo eso y mucho más.
Porque entre tanto que gané recuperé lo más preciado: a mí mismo, el verdadero héroe de mi historia y de mi vida.
Perder, lo que se
dice perder, también alguna cosa - en todas las guerras se producen bajas - pero poco. Los santos, pocos han sido de mi
devoción. Sus huesos mucho menos – con lo que a mí me empalaga el dulce ! - . De
vinos y barros, los que no quise son los únicos que no he bebido; pues nunca
necesité a nadie para traerme el vaso a la boca y eso que pocas veces faltó con
quien hacerlo. Agua, agua bebo poca pues no me gusta demasiado habiendo otros
caldos, y a lo mejor es por eso que dejo que corra no sea que me ahogue. Las capitales
castellanas, que se sepa no se han movido del sitio y algunas sí es cierto que hace
infinito que no frecuento, pero porque no quiero no porque no me lleven; que
siempre he ido donde me ha dado gana. Y
si de joven no quise cariños pendejos, no los voy a perseguir ahora que ya voy
tirando pa viejo. Perder como digo, poco he perdido; el tiempo si acaso, aunque
bien empleado gran parte como se ha ido sabiendo después y voy diciendo ahora. La paciencia y las ganas de hacer tonterías – y lógicamente la intención de aguantarlas- ,
de esas de no querer llamar al pan, pan, y al que vino, porque vino; esas sí que se han acabado.
De lo demás, si lo he perdido no me acuerdo.
Apreciado y quizá
ausente lector: acostumbrado como estás a mi escasez de escritos quizá ya ni me
visites. Yo no pierdo la esperanza. A lo mejor alguien, quien sabe si de forma fortuita, acabe en
este rincón de palabras olvidadas. Tanta esperanza y fe tengo que he decidido
abrir un nuevo blog ( aunque este se mantiene, si se le puede llamar mantener a esto que hago ) donde, haciendo uso de la libertad que la
cátedra me otorga, se hablará de mil cosas. Te espero también pues, si así lo deseas, en: http://dicenlosestrategas.blogspot.com.es/
Seguro que nos divertimos.
Seguro que nos divertimos.
Porque aunque tenga varios
blogs, palabra sólo tengo una.
Mientras me visitas
( aquí o allí ) recuerda lo que siempre
decía mi abuela: ‘ No hagas caso a medios días habiendo días enteros’, así que
procura no regalar tu tiempo a quien juega con tu ánimo. No entregues tus flores a animales que se alimentan de hierba (
verde o seca, tanto da ) porque les van a dar mal uso por más que te digan que
las necesitan. Mejor las disfrutas tú.
Hasta pronto.