domingo, 24 de noviembre de 2013

"Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan)."

    De la dedicatoria de 'El principito' de Antoine de Saint-Exupéry



Verdad o acción


   Hace días - semanas, meses o años tal vez - que quiero hablar contigo. Aun no me he atrevido, no se si lo haga pronto o no. Algún día, seguro, siempre hay tiempo para todo. Incluso para estas cosas. Mentiría si te dijera que he comenzado a marcar tu número y que he colgado antes de acabar. 
    Hoy día ya no se marcan los números en el teléfono si están en la agenda y el tuyo está ahí desde siempre. Aun está el otro, el antiguo, el de cuando no teníamos móviles, ni intimidad, ni consciencia, ni vergüenza, ni manías, ni... No sé por qué no lo borro si se que no contestarás ahí nunca, nunca más. Tampoco es seguro que contestes al nuevo, es lo que tiene esto de las nuevas tecnologías mezcladas con las viejas costumbres. Siempre se puede evitar ser esclavo de la electrónica si uno se lo propone. 
   De cualquier modo si no he acabado llamándote es porque  para hablar con alguien -aconseja el sentido común- es mejor tener algo que decir, algo coherente por lo menos. Yo creo que no lo tengo. Si acaso no lo tengo claro. ¿Qué decirte! ¿Por dónde empezar? ¿Cómo ordenar mis atropelladas ideas! ¿Cómo calificar mis sentimientos ! y por encima de todo ¿ Cómo expresar lo que quiero! Antes de todo eso debería saberlo yo, y ya te digo que no lo se. Ni lo sabría aunque lo tuviera delante de las narices. Debería antes mirar dentro de mí - atreverme a hacerlo sería un buen comienzo - y psicoanalizarme en profundidad antes de siquiera tocar el botoncito de encendido de mi teléfono móvil. Temo quizá lo que encuentre, lo que me explique ese yo virtual tumbado en el imaginario diván de eskay negro capitoné. Puedes llamarme cobarde si quieres. Tendrías razón, en eso y en algunas otras cosas. No siempre estamos preparados para conocer la verdad.
    Por otro lado, como bien sueles decir, no sirve de mucho mirar hacia atrás. Tampoco poner puertas al campo, fronteras al viento o  trazar líneas en el mar. Pero nos empeñamos en tareas absurdas a diario ¿ qué más da una más o menos ? No siempre se puede luchar contra los elementos. Especialmente si uno no quiere hacerlo ¿verdad? Pero me estoy saliendo del tema y tampoco es eso. A veces quisiera ser más coherente, pero como ves sigo siendo un desastre. No he crecido en casi ningún aspecto.
    Para no alargar más la carta te diré que sí, que tenemos muchas cosas de qué hablar. A lo mejor no hace ni falta decirnos nada- a cualquiera de los dos se nos da mucho mejor la palabra escrita -  llegado el caso. Pero como todo - o casi todo - en esta vida, también esto sucederá sin avisar.
    Y en cualquier caso también puedes llamar tú. Solías ser más valiente - yo también, es cierto - y de coherencia siempre fuimos de la mano. Al menos en eso.


      Amigo lector, quizá no entiendas ni 'papa' de lo que acabo de explicar. Mala suerte. Ya te advertí que este era mi espacio y que pondría lo que me diera la gana. También es posible que te sientas identificado, indignado, enfadado o simplemente molesto ( no es sexismo del lenguaje, es que odio ese expresarse 'políticamente correcto'  asesinando de paso el idioma cuando nos referimos a 'lectores' y 'lectoras' , ya tú sabes... ); si es así, libre eres de actuar como te plazca  ¡ Más faltaría !
   Para lo que sea ya sabes donde estoy. Siempre aquí , esperándote.

     
  

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